domingo, 9 de agosto de 2009

Dicen que esto engancha

Como la mayoría ya sabéis, el motivo de mi estancia en Benín es la de colaborar como voluntario en un proyecto de una ONG, algo bastante típico cuando uno se va a África para una estancia un pelín larga y está medianamente relacionado con la cooperación internacional, ¿no?.

Bueno, pues el proyecto con el que colaboro trabaja con "Niños de la calle" de Benín, y depende de los Salesianos, que dentro de las diferentes ramas de la iglesia están centrados en la educación y la juventud, concretando un poco más en la formación profesional. La ONG en cuestión es JTM (Jóvenes del Tercer Mundo), que como ahora lo de tercer mundo ya no está muy bien visto, se llama Jóvenes y Desarrollo.

Aquí hay mucha gente trabajando en el proyecto, salesianos, profesores, monitores, psicólogos... la gran mayoría benineses, y también hay voluntarios belgas, alemanes y franceses, aunque la mayoría somos españoles. El ambiente es muy bueno y muchos de ellos han venido varias veces. Dicen que esto engancha.

Hay diferentes motivos por los que un niño puede terminar en la calle, bien porque la familia no tiene dinero para hacerse cargo, por maltrato, porque una madre rechaza a los hijos de otra madre en una sociedad polígama, porque los han vendido como esclavos o incluso por considerarlos responsables de una desgracia ocurrida en la familia (podéis consultar un poco más sobre Vodoo, animismo, etc. Es ampliamente practicado en Benín).

El caso es que aunque nos parezca increíble, duro, extraño o degradante, la realidad es que muchos niños (más que niñas, que desempeñan más las tareas domésticas) deciden abandonar o huir de estas situaciones y se van directitos a la calle. Huelga decir que sin dinero, sin escuela y sin rien de rien.

Para salir adelante es habitual que vayan a los grandes mercados de las ciudades donde pueden sobrevivir haciendo algún que otro trabajillo, comiendo sobras o, si se tercia, robando lo que puedan. Así comienzan una vida en la que se ven sólos y en la que deben aprender a cuidarse por sí mismos antes de haber dejado el último diente al ratoncito Pérez. Por narices se tienen que volver más duros que las piedras.

Cada niño tiene su historia, y aunque lo he intentado, por el momento no he podido conseguir ponerme en la piel de un niño de 7 ó 10 años, que después de haberse cansado de aguantar palizas o explotación, termina en el mercado, comiendo escasamente, intentando dormir en el rincón más seguro que ha podido encontrar.

3 comentarios:

  1. Hola Pequeño!
    Me ha encantado la foto de los níños.Sus miradas y la expresión de sus caras impacta, quizas negativamente, pero tiene algo especial.
    Tú dales mucho cariño vale!
    Un besazo.

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  2. menuda foto Eve, no me imagino lo que les pasa por la cabeza a estos niños cada día. la verdad es que me ha llegado directita al alma. cuídate, disfruta, y sobre todo, quiérelos mucho.

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  3. me encanta esta foto tomas el besucon y darus que siempre posa para las fotos....
    dales un besazo eeeee

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