jueves, 8 de octubre de 2009

Alguna cosilla pendiente

No me queda nada de nada ya por estas tierras, en breve tendré que hacer las maletas y returnar pa casita.

Estos últimos días han sido un poco como una recopilación del proyecto y a la vez ir haciendo algunas cosas que había pensado pero que todavía no había hecho, vaya, la típica lista de cosas pendientes.

Una de esas cosas era explicar de una manera medio decente la estructura del proyecto y su funcionamiento. Antes de nada decir que este post no es quizás el más ameno, pero me parece que puede ser interesante para aquellos que os preocupe la problemática de los niños de la calle.

He preparado un diagrama resume un poco este funcionamiento.


¿Con qué niños se trabaja?

La mayoría de los niños son niños de la calle, pero también hay otros que no han estado necesariamente en la calle y que aún así están en una situación difícil (niños vendidos, con problemas familiares...) o chavales que han cometido un delito y que el juez considera que el centro es adecuado para su reorientación.

Otra rama son los menores trabajadores, que viven con su familia pero que trabajan en los talleres aún siendo menores de edad.

¿Cuál es el objetivo?

Básicamente, podemos decir que el objetivo es que los chavales puedan volver con su familia o, si no es posible, que se reinserten en la sociedad cuando estén preparados para ello.
¿Cómo se lleva a cabo el trabajo?
En el caso de un chico de la calle, que es el más frecuente, hay tres fases principales:

Barraca: Situada en el Mercado de Danktopá de Cotonú suele ser el primer punto de contacto con los chavales de la calle. Ahí se comienzan a hacer actividades y alfabetización así como el conocimiento de la situación de cada chico.
Foyer: Ya estamos en una casa de acogida, en Porto Novo, donde los chavales comienzan a tener ya una organización básica en cuanto a la higiene, las normas de conducta, la alimentación, etc. Se trabaja la alfabetización, la escuela alternativa o el aprendizaje en talleres según la situación de cada chico. Aquí se trabaja más fuertemente la relación con la familia y quizás es en estas primeras fases cuando puede resultar más fácil que el chico vuelva con su familia.
Centro Magone: Cuando la situación del chico se encuentra más normalizada y no se ha resuelto el tema con su familia, puede pasar al Centro Magone, que es el lugar donde puede bien ir a la escuela formal o continuar con un taller. Los chicos están en el centro hasta que el problema con la familia se resuelva, o bien que termine sus estudios o el aprendizaje en el taller que le faciliten la reinserción social.

Como podéis ver en el diagrama, hay chavales que llegan directamente al Foyer o al Centro Magone, o incluso el caso de los Menores trabajadores, que estudian en el centro por las mañanas, trabajan por las tardes en un taller y duermen en casa con sus familias.
¿Hay muchas gente trabajando?
Pues la verdad es que sí, es una actividad que requiere mucho personal, mucho tiempo y mucha atención. Hay salesianos, profesores, monitores, voluntarios, psicólogos, asistentes sociales, jefes de taller, cooperantes...


También hay muchos niños, estaremos hablando de unos ciento veinte.

sábado, 3 de octubre de 2009

Las actividades con los chavales

Como en otras ocasiones ya he mencionado, uno de las tareas más habituales como voluntario es la de hacer actividades con los chavales (sobre todo con los pequeños) y ayudar con el estudio (a los mayores). Las clases a los mayores me han resultado bastante más fáciles que las actividades con los pequeños, aunque estas últimas quizás son las más divertidas.

Para los que siempre hemos sido alumnos y no profesores, debo decir que hay mucho trabajo detrás de cada actividad, sobre todo al principio que tienes que pensar las actividades, buscar el material... cuando todavía crees que esa fabulosa actividad o juego que visualizas a la perfección en tu cabeza se desarrolla entre risas, en silencio o con música de fondo, con atención... O lá lá.


No hace falta mucho tiempo para darse cuenta de que las cosas no van a ser así. Primero a ver quién puede hacer que comencemos, después que les interese un poco, que no se peleen, busca un chaval que traduzca lo que dices a la lengua de aquí para que los pequeños te entiendan, si es que se puede entender tu maravilloso francés con agradable acento español...

A todo esto la actividad pretende desarrollar el trabajo en equipo, la cooperación, la higiene, los saberes tradicionales... es que después de tantos objetivos, el objetivo de la actividad parece que se olvida.

A lo largo de este tiempo he tenido la suerte hacer actividades con un montón de voluntari@s de quienes he ido aprendiendo poco a poco muchas cosas, cada persona ha sido especial: Marta, Araceli, Valle, Cristina, Ana Paola, Estela, y ahora con Jens, Johanes, Yves, Jean Paul y Berenice. Somos muchos los que pasamos por aquí y cada uno intenta dar lo mejor y dejar una pequeña huella de su paso por el proyecto.

Ha habido actividades muy chulas de dibujar, recortar, de deporte, de máscaras africanas, de plastilina, de percusión y baile (para eso son unos cracks) juegos tipo gymkana... Lo bueno de las actividades es que hacen que los chavales se expresen, se concentren, se diviertan y se esfuercen. Todavía me cuesta entender que también es bueno cuando se enfadan, cuando se frustran, se decepcionan o se pelean. Son emociones necesarias para poder rehacernos de nuestros problemas o errores.


Estar con ellos, observar lo que te piden, ganar su confianza, que ellos ganen la tuya, echarte unas risas o unos gritos, un abrazo, una patada, o una sonrisa... esa es la recompensa de tu actividad, y conviene que recojas bien esa energía que los niños de dan porque te aseguro que te la vas a necesitar en breve. Ellos son todo energía, pero nosotros tenemos que reservarnos un poco si queremos llegar vivos a la cena.