viernes, 25 de septiembre de 2009

¡Joder, vaya coche!!!

Sois muchos los que me habéis escrito a lo largo de este tiempo, algunos os habéis atrevido a escribir en este blog y la mayoría habéis preferido la discreción del mail. Muchas gracias por vuestros comentarios y vuestros ánimos.

El otro día recibí uno de los mensajes más sinceros y sencillos que describe a la perfección nuestra forma de entender la vida. Me recordó que un día, a esto de las 21:30h estaba yo en el salón de mi casa de Ágreda viendo un documental sobre la prostitución infantil en Tailandia.

Una mujer joven, que en su infancia había sido vendida para ejercer la prostitución, había fundado una ONG que había recibido el premio Prícipe de Asturias en reconocimiento a su labor para paliar esa situación, es decir, abuso de menores, venta de niñas a 25€ (lo que equivalía a un mes de trabajo de un mecánico de bicis),pedofilia, turismo sexual... Vaya, de estos temas que según vas viendo el documental se te empieza a revolver el estómago.

No es que sea yo una persona especialmente sensible o emotiva cuando veo la televisión, pero en ese momento estaba realmente incómodo. A todo esto, se acaba el documental y empieza la publicidad, aparece un coche caro, por carreteras rodeadas de frondosos árboles, silencio, comfort, dominio, tranquilidad... ¡joder, vaya coche!!!

Salgo a la cocina, comienzo a prepararme una tortilla para cenar y en el momento de echar los huevos a la sartén me digo: ¿pero no estaba yo triste e incómodo hace sesenta segundos?



jueves, 24 de septiembre de 2009

Sin saber sobre qué escribir

Hoy no sé sobre qué escribir, de hecho, ya llevo varios días buscando un tema y no se me ocurre nada claro. Pensé en hablar de las actividades con los chavales, pensé en hablar del vodoo,pensé en contar una historia anónima de algún chico de la calle, pensé en escribir anécdotas varias,pensé en pediros sugerencias, y al final, tras escribir estas escasas líneas me doy cuenta de que sin querer, ya tengo un pequeño tema.

Al poco tiempo de aterrizar en Benín, un amigo mejicano me dijo:"Al llegar a África, quieres escribir un libro,
cuando llevas seis meses, quieres hacer una película, y cuando llevas un año, ya no quieres ni hablar". Todavía le estoy dando vueltas, pero poco a poco vislumbro que conforme te vas adentrando en algo, comprendes más cosas, que a su vez resultan más difíciles de explicar y se amplía la distancia entre tu explicación y la sencillez.

Esa sensación de enmarañamiento, de ser simplista, de no estar contando la verdad, o de la imposibilidad de resumir
una realidad, es la responsable de que dejemos de escribir, grabar o hablar sobre algo. Algunos dirán que debemos continuar, porque siempre aparece alguien con la suficiente lucidez para comprender y explicar la realidad. Yo no es que sepa mucho de física, y menos de relatividad, pero hasta con algo tan complicado, llegó un día un tío y dijo E=mc2, y ahora hacemos hasta camisetas con la formulita.

¿Continuamos? Depende, todo es relativo, porque al fin y al cabo, ¿quién sabe que está en lo cierto?.


miércoles, 9 de septiembre de 2009

Intentaré hacerlo sencillo

Va siendo hora de empezar a hablar sobre lo verdaderamente importante de este viaje, los chavales de la calle.

Resulta complicado tratar este tema sin resultar simplista o dramático. Voy a intentar hacerlo sencillo, vamos a ver qué sale.


Cada uno de los chavales de la calle tiene una historia diferente pero buscando cosas en común, creo que lo fundamental es que la gran mayoría vienen de entornos de pobreza marcada y por diferentes motivos (problemas familiares, trabajo infantil, etc)llegan a una situación que consideran intolerable y deciden huir.

Suelen huir a las ciudades, y suelen concentrarse en los mercados porque es más fácil encontrar comida o pequeños trabajos ayudando a cargar mercancía, recados... Para sobrevivir hace falta aprender únicamente tres cosas: a robar, a pelear y a mentir.

Voilá: Pobreza + Sufrimiento + Robo + Pelea + Mentira = Educación

Y para paliar un poco esta situación nace el proyecto del Foyer Don Bosco, que comenzó José Luis, un salesiano con carisma que ahora está en Togo, hace ya más de 15 años, y al que poco a poco se han ido uniendo más salesianos, trabajadores sociales, educadores, psicólogos, voluntarios y lo que surge. Creo que el proyecto está fuerte, ahora lo gestiona Juanjo, otro salesiano de Huelva con mucho empuje y con muchas ideas en la cabeza y por el momento, para bien o para mal, queda mucho trabajo por hacer. Se aceptan voluntarios!!

De todas formas no querría que os quedaseis con la idea de "qué pobrecitos...", en general son chavales, que sobre todo los más pequeños necesitan cariño y un apoyo fuerte, pero no son como en España, porque ahí es muy difícil hacerles reaccionar, pasan de todo y no hay manera de motivarles. Aquí es diferente, los chavales saben valorar muy bien todo lo que se les concede o se les ofrece, así que si haces algo, vas a recibir una respuesta, vas a ver un progreso y rápido, porque son muy listos. Saben que en el fondo son afortunados por estar en el centro, se esfuerzan y la mayoría sale adelante.


sábado, 5 de septiembre de 2009

Los pies que pisan

Ya ha pasado la mitad de mi estancia en Benín, llevo aquí un mes y 10 días y ya parece que todo me va resultando más normal, aunque sea muy diferente de lo que vivimos en las europas.

Todavía recuerdo una frase que me repetían en Argentina en un proyecto con movimientos campesinos, ellos la consideraban muy importante para que comprendiésemos su situación. Quizás a vosotros os parezca algo sencillo, obvio. Pues a mí me ha costao bastante.

“Uno piensa según donde los pies pisan”

Sí, sí, parece sencillo, cuando intentamos entender una sociedad, solemos hacer malabarismos para intentar adaptar esa sociedad a la nuestra o viceversa: pues nosotros lo hacemos así, pues allí lo hacen asá, pues yo creo que sería mejor así,pues yo creo que si hicieran esto o lo otro...

Comprender otra sociedad es tan sencillo o complicado como intentar comprender a una persona, no se trata de decir qué harías tú desde tu punto de vista, sino de hacer un esfuerzo de flexibilidad y humildad: pisar donde él pisa, y sólo así podrás entender su verdadera situación.

Quizás si hacemos ese esfuerzo no caeremos en la tentación de llegar a un sitio y a los dos minutos empezar a dar consejos sobre la educación, la sanidad, el machismo,la forma de trabajar, o la manera de tender la ropa.